Hay un antes y un después de la celebración de la IV Conferencia Internacional sobre la Mujer, en Beijing, en 1995, donde una representación de la sociedad civil y de 189 estados reconocieron que, aunque la situación de la mujer había avanzado en algunos aspectos importantes, aún persistían graves desigualdades. Se comprometieron a combatir sin reservas estas limitaciones y obstáculos, promoviendo así el adelanto y la potenciación del papel de las mujeres en todo el mundo, y convinieron en que esta tarea exigía una acción urgente, con espíritu decidido, esperanza, cooperación y solidaridad.
Recientemente se ha reunido, en Cádiz, el Foro Europeo de Mujeres Beijing +15. Han reconocido avances pero, también, compromisos incumplidos y nuevos retos.
La incorporación de la mujer a los puestos de decisión y la lucha contra la violencia de género siguen siendo asignaturas pendientes. Hay nuevas formas de discriminación, especialmente sobre las mujeres inmigrantes, en precariedad laboral o aquellas que padecen violencia machista.
El Foro considera necesario un nuevo modelo de corresponsabilidad, que mediante permisos de paternidad remunerados y no transferibles, permitan eliminar la doble carga que soportan las madres trabajadoras. Además, insta a todos los Estados a incorporar a la mujer en sus políticas de recuperación económica y a promover su presencia en los órganos de dirección empresarial mediante acciones para acabar con la brecha salarial y las diferencias en la tasa de empleo. A pesar de que los Estados miembros de la UE suman ya 130 ministras, el liderazgo femenino no está consolidado, porque los puestos que ocupan tienen un elevadísimo índice de rotación.
Otro de los paneles se centró en la propuesta de Beijing sobre la imagen de la mujer en los medios de comunicación, uno de los objetivos desatendidos. Se sigue dando una imagen distorsionada de la mujer y falta una definición jurídica de la expresión "estereotipo". En educación se ha avanzado en cantidad, ya que cada vez hay más licenciadas, pero es necesario crecer en calidad. Los contenidos apenas han cambiado en estos 15 años y siguen siendo sexistas, con la mujer excluida de los libros de texto.
En cuanto a la salud y su relación con la violencia sobre las mujeres, se ha avanzado en salud sexual y reproductiva, aunque habría que abordar la violencia de género desde el ámbito sanitario.
Finalmente, el foro recomienda la aplicación efectiva de políticas de transversalidad de género (mainstreaming) y medidas públicas de protección de las mujeres pertenecientes a minorías étnicas, las discapacitadas y las que viven en el medio rural, entre otros grupos vulnerables.
Declaración de Cádiz
Luisa Alonso-Cires
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