sábado, 22 de mayo de 2010

La otra habitación propia


Decía Virginia Wolf que las mujeres figuraban, raramente, en las listas de grandes creadoras, entre otras cosas, porque carecían de una habitación propia donde recluirse para dar rienda suelta a su creatividad.

Han pasado muchos años desde que la autora de ORLANDO expresó esta gran verdad y, hoy todavía, nos encontramos con la ausencia, para una gran mayoría de mujeres, de esa otra “habitación” que es el tiempo propio. En los próximos meses vamos a oir hablar de los usos del tiempo como tema central de cursos, charlas, debates y jornadas innumerables. A veces, este tema irá ligado a otros como la conciliación de la vida profesional con la personal o a la corresponsabilidad a la hora de de repartir tareas comunes en la familia o en el grupo. Yo voy a señalar, dentro del uso del tiempo, un aspecto distinto y, a mi modo de ver, liberador. Me refiero al uso del tiempo en el que la mujer se desprende de los estereotipos de madre, esposa, hija, empleada y súbdita para vestirse el traje de ciudadana.

Aclaro que entiendo por una persona súbdita al ser humano sumiso, mientras que la ciudadanía puede suponer sometimiento pero no sumisión. Así, los esclavos y esclavas eran sometidos por los conquistadores, pero el germen de la rebelión interna, de la no aceptación de su estado, seguía vivo en su interior. Nunca fueron personas sumisas. Por el contrario, la población de las ciudades, burguesa o plebeya, ha venido siendo sumisa a través de los tiempos, ya que nunca ha pensado en rebelarse y ha aceptado su situación como “natural”. Las mujeres, en una sociedad secularmente patriarcal, han sido sometidas pero han acabado siendo sumisas.

Hoy tenemos, a veces, habitación propia, pero ¿tenemos, realmente, tiempo propio? ¿Tiempo para pasar de ser súbditas a ser ciudadanas? ¿Tiempo para ser soberanas en el uso de un tiempo que nos permita participar en la vida política y social como herramienta de liberación, y que no nos empuje, dulcemente, a seguir ocupando, lo que se nos regala como ocio, en las mismas tareas que hemos venido desempeñando dentro de casa pero ahora realizadas en un “club de mujeres”.

Nosotras hemos querido llamar a nuestra plataforma ENCLAVE DE CIUDADANAS, porque hemos elegido un uso de nuestro tiempo orientado a conseguir que seamos cada vez más mujeres las que aspiramos a ser ciudadanas y no súbditas.


Carmen Pino Pertierra

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