domingo, 16 de mayo de 2010

La jaula de cristal

Estos días estamos pendientes del efecto que van a llegar a producir las medidas gubernamentales propuestas para afrontar la crisis económica que nos envuelve y nos agita como un huracán incontenible. Las mujeres de ENCLAVE, estamos aportando todas las ideas que se nos ocurren, tanto en los talleres preparatorios del III Plan de Igualdad de Getxo (2011-2014) como en las reuniones previas a la publicación del V Plan de Igualdad de la CAV para toda la legislatura.

Uno de los puntos que más nos ocupa y nos preocupa es el reflejo de la crisis en el empleo, ya de por sí estigmatizado, de las mujeres en edad laboral. Para orientarnos en estos derroteros, intentamos informarnos, formarnos y sacar nuestras propias conclusiones. Entre la documentación consultada, hemos tenido ocasión de examinar un fascículo que, en 2008, editó BEAZ (organismo de la Diputación de Bizkaia), cuyo título nos atrajo desde el primer momento: MANUAL DE BUENAS PRACTICAS EN IGUALDAD DE GENERO.

El trabajo es amplio y bien estructurado pero, en este caso, nos vamos a referir al apartado que hace referencia al título de este mensaje. En una de las páginas del manual se habla del ya famoso techo de cristal, como se viene llamando a la dificultad que tenemos las mujeres para atravesar esa frontera que existe sobre nuestras cabezas y desde la que vemos (es de cristal) los puestos directivos en los que se reside el poder real, en empresas y organismos de todo tipo, y que pocas mujeres consiguen romper. Pero, y aquí está lo menos conocido, se habla también de los muros de cristal: son los que nos a aprisionan lateralmente, por los cuatro costados y desde los que vemos (también son de cristal) puestos de trabajo de la misma categoría laboral que el nuestro pero a los que no podemos acceder porque pertenecen a negociados prohibidos a las mujeres. Así, las pocas que consiguen atravesar el techo para llegar a cotas de mayor responsabilidad, lo hacen dentro de su ámbito y raramente atraviesan el muro que las separa de los sectores masculinizados. Por citar un ejemplo: una mujer puede llegar a puestos de altura en Recursos Humanos, Publicidad o Atención al Cliente, pero difícilmente logrará entrar en ninguna categoría en Investigación, Auditoría Interna, Desarrollo Tecnológico o Inversiones.

Nosotras abogamos por romper esta jaula de cristal, tanto por arriba como por los lados y esperamos que las Buenas Prácticas que preconiza BEAZ se apliquen, tanto en la empresa privada como en los Organismos públicos.

Carmen Pino Pertierra

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