El
tráfico ilegal de migrantes que por medios de engaños y traslados forzosos de
sus lugares de origen, se ven obligados a ejercer la prostitución, nos da
nuevamente motivo para la reflexión.
El caso
de Yoy, que fue vendida en Nigeria por su propia tía, a los 16 años, para ser
explotada sexualmente en España, nos obliga a seguir denunciando la explotación
sexual.
La trata
de personas o comercio, llámese como se quiera, es una violación de los
derechos humanos que atenta contra la libertad y dignidad de las víctimas.
Solo por
detrás de Italia, en España la explotación sexual puede afectar potencialmente
a unas 12.000 personas, una lacra de grandes dimensiones, en que la víctimas se
convierten en esclavas. Según la defensora del pueblo, las victimas sufren
“hundimiento psíquico” y “desamparo”, siendo las secuelas tan marcadas que no
se borran ni con el paso del tiempo. Las experiencias traumáticas a las que son
sometidas atentan contra la salud, pero más que nada contra la dignidad como
seres humanos.
Hace
unos días, ha dado comienzo una campaña bajo el lema “No seas complice”,
ofertando:
Número
de teléfono: 900 10 50 90
Correo
electrónico : trata@policia.es
A parte
de esto, se han editado en varios idiomas, carteles y dípticos con dicha
información, repartiéndose por puestos fronterizos, aeropuertos y oficinas
consulares.
La
cooperación internacional, la formación de agentes, la mejora de los
procedimientos de identificación y las medidas preventivas deben de estar al
alcance de toda la ciudadanía.
Desde
“ENclave” animamos a las víctimas para que denuncien haciendo uso de estas
herramientas. También a la ciudadanía en general, podemos ayudar a erradicar la
explotación sexual si hay una única voz de protesta.
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