viernes, 18 de julio de 2008

Mujeres invisibles en la historia de la cultura


Cuando se recorre Salamanca, las guías turísticas se detienen en una de las calles del centro histórico, cerca de la universidad, para enseñar una placa apenas visible en la fachada de una de las casas. Está dedicada a una mujer que nació en ella en 1475: Beatriz Galindo, “la Latina”.

Vivió en una época en que las mujeres tenían vetado el acceso al mundo del conocimiento. Era de procedencia humilde, otra dificultad. Pero era una persona de extraordinaria inteligencia y había nacido al lado de la universidad. Según la leyenda, asistió a las clases de Antonio de Nebrija, autor de la primera gramática española, disfrazada de hombre.

A los dieciséis años ya era reconocida como la mejor latinista del momento, una experta en textos clásicos, hasta el punto de que su fama llegó a oídos de la Reina Isabel la Católica y ésta la llamó a la corte para que fuera la profesora de sus hijas. Con el tiempo se convirtió en una de las consejeras más apreciadas por la reina.

Escribió poesía en latín y estudió medicina y teología. Fue considerada como una de las mujeres humanistas más cultas de la época.

Sin embargo, su nombre nos ha quedado oscurecido en la historia. Su legado cultural se reduce a un par de cartas en latín y algunos versos. Los diccionarios enciclopédicos apenas dan información de esta escritora y los mismos manuales de literatura española la mencionan como humanista, en una categoría inferior a Nebrija, Juan de Valdés, Alfonso de Valdés, Arias Montano, Luis Vives, etc.

¿Por qué sabemos tan poco de esta mujer?, ¿por su condición de mujer?

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