En el pasado Pleno del Ayuntamiento del mes de octubre se aprobó por unanimidad una Declaración Institucional con motivo del 25 de noviembre, día internacional contra la violencia hacia las mujeres.
Es cierto que si no lo hubieran hecho ahora les estaríamos recriminando su falta de sensibilidad, su amnesia, su indiferencia. Pero, ¿es suficiente? ¿Debemos conformarnos con este gesto anual de nuestros representantes políticos?, ¿tendremos que adecuar nuestras reivindicaciones, una vez más, a sus flácidas promesas, a sus guiños a lo correctamente político, a sus ajadas declaraciones de intenciones?
Un día al año. En ENCLAVE nos duele que nuestra petición de recordar a las víctimas con una pancarta de rechazo a la violencia contra las mujeres en el Ayuntamiento vaya a tener respuesta un día, un solo día al año. ¿Es ese el tiempo que nuestros desganados representantes municipales están dispuestos a dedicar a las más de sesenta mujeres asesinadas este año?
¿Cuánto tiempo dedican a la defensa de las mujeres que aún están vivas pero sufren malos tratos, abandonadas al silencio? ¿Cuánto les dedicarán?
Mencionan en la declaración que asumen el compromiso de desarrollar el protocolo local de atención a mujeres víctimas de violencia. Vivimos en el 2008 y en nuestro tiempo las voluntades reales se miden en programas concretos, en plazos previstos, en fases definidas, en presupuestos contabilizados. ¿Existen?
¿Se han acercado ya a la policía municipal, a la ertzaintza, a las y los profesionales de la Justica y del sector sanitario, para plantearles la inaplazable coordinación en la atención a las víctimas?
La violencia contra las mujeres es un problema social que deriva de la ancestral desigualdad, de la eterna sumisión de las mujeres. Un problema que se ha instalado en nuestra rutina, cómodamente normalizado, despreocupadamente silenciado en nuestra vida diaria. También en la agenda de nuestros políticos municipales.
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