Muchas personas no estarán de acuerdo con lo que dice el delegado del Gobierno para la Violencia de Género, Miguel Lorente, en su último libro.
Según sus conclusiones en “Los nuevos hombres nuevos. Los miedos de siempre en tiempos de igualdad” (editorial Destino), los hombres se han adaptado a los tiempos y a las modas, son más flexibles y mucho más sensibles, asumen nuevos roles, pero, ¡cuidado!, no han renunciado a su posición de poder. Han cambiado aparentemente para que todo siga igual.
Son las opiniones de un experto en el análisis de la violencia hacia las mujeres, alguien que lleva años analizando los cambios que se han producido en la sociedad y que, en su opinión, no han minado la posición de privilegio de los hombres.
Muchos hombres, y también mujeres, rechazan la concesión de ventajas a las mujeres y esperan que ellas consigan la igualdad por sus únicos medios. Al fin y al cabo, ya están protegidas, ya existe la igualdad por ley y, ahora, ¡hasta un ministerio!
Otra de sus apreciaciones: muchos hombres exigen que las mujeres sean del tipo “mujer comansi”, como el juguete, una mujer completa, buena en el trabajo, guapa, elegante, buena madre, que cuide de las personas dependientes de la familia… En caso contrario, utilizan valoraciones que las desacreditan, argumentos para infravalorarlas. Cuando es inteligente o trabajadora, sucede que es fea, o viste de pena, o tiene abandonada a su familia, o la casa hecha un asco,..
Por el contrario, según Lorente, al hombre le basta destacar en algo, no se le exige ser bueno en todo. Es el “hombre pack”, al que se mira en conjunto.
Nos gusta que los hombres analicen y critiquen sus actitudes y sus privilegios, que descubran sus contradicciones, que pongan al descubierto sus miedos. ¡No hay nada que hacer si ellos no cambian! No avanzaremos si siguen agarrados a las posiciones ancestrales de ventaja, aunque hagan la compra y lleven a la niña o al niño al médico.
Sin la participación activa de los hombres por la igualdad real, el cambio llevará mucho más tiempo y esfuerzo. Un cambio imparable, que requiere el coraje de las mujeres y la implicación de los hombres.
Según sus conclusiones en “Los nuevos hombres nuevos. Los miedos de siempre en tiempos de igualdad” (editorial Destino), los hombres se han adaptado a los tiempos y a las modas, son más flexibles y mucho más sensibles, asumen nuevos roles, pero, ¡cuidado!, no han renunciado a su posición de poder. Han cambiado aparentemente para que todo siga igual.
Son las opiniones de un experto en el análisis de la violencia hacia las mujeres, alguien que lleva años analizando los cambios que se han producido en la sociedad y que, en su opinión, no han minado la posición de privilegio de los hombres.
Muchos hombres, y también mujeres, rechazan la concesión de ventajas a las mujeres y esperan que ellas consigan la igualdad por sus únicos medios. Al fin y al cabo, ya están protegidas, ya existe la igualdad por ley y, ahora, ¡hasta un ministerio!
Otra de sus apreciaciones: muchos hombres exigen que las mujeres sean del tipo “mujer comansi”, como el juguete, una mujer completa, buena en el trabajo, guapa, elegante, buena madre, que cuide de las personas dependientes de la familia… En caso contrario, utilizan valoraciones que las desacreditan, argumentos para infravalorarlas. Cuando es inteligente o trabajadora, sucede que es fea, o viste de pena, o tiene abandonada a su familia, o la casa hecha un asco,..
Por el contrario, según Lorente, al hombre le basta destacar en algo, no se le exige ser bueno en todo. Es el “hombre pack”, al que se mira en conjunto.
Nos gusta que los hombres analicen y critiquen sus actitudes y sus privilegios, que descubran sus contradicciones, que pongan al descubierto sus miedos. ¡No hay nada que hacer si ellos no cambian! No avanzaremos si siguen agarrados a las posiciones ancestrales de ventaja, aunque hagan la compra y lleven a la niña o al niño al médico.
Sin la participación activa de los hombres por la igualdad real, el cambio llevará mucho más tiempo y esfuerzo. Un cambio imparable, que requiere el coraje de las mujeres y la implicación de los hombres.
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