La jornada se cerró con las siguientes conclusiones tras el debate:
Para sentir la equivalencia es necesario reconocer las diferencias y, en eso, encontramos las semejanza.
- En la espera tradicional las mujeres nunca somos sujetas activas, sino el objeto de la acción de los otros.
- Reconocer hasta dónde la misoginia ha calado en nosotras. Hacernos conscientes de nuestras conductas generadoras de obstáculos. Son temas de Autoconciencia y responsabilidad individual.
- El tiempo voluntario, en principio, es un tiempo de militancia, por convicción, no remunerado.
- Alzar nuestra voz, caminar juntas, sinérgicas y en sintonía. Colectivizar nuestra individualidad, complementándonos para conseguir nuestros derechos, construirlos y defenderlos.
Se realizará un amplio documento que recoja todas las aportaciones y se distribuirá a todas las participantes y a las asociaciones que, por diversos motivos, no han podido acudir. La reflexión no se queda aquí, este encuentro ha sido el principio.
También hubo tiempo para el reconocimiento a las mujeres que han hecho posible la jornada y que pertenecen a diferentes organizaciones, ya que sin ellas el encuentro no hubiera sido posible, tenemos la suerte de compartir sus saberes:
- Puri Sánchez, que nos aporta serenidad.
- Amaia Bedoya, por poner la pasión en lo que creemos.
- Ana López, por mantener la capacidad de soñar.
- Arantza Aranaga, por hacer de las reflexiones un ejercicio necesario.
- Loli Álvarez, por mantener la curiosidad.
- Yolanda Barona, por su capacidad para ponernos los pies en la tierra.
- Connie Little, por su persistencia.
- Begoña Errazti, que nos estimula desde la confianza.
- Carmen Arza, que nos hace una escucha activa y generativa.
- Mª Cruz Sánchez, por transmitir su convencimiento personal.
- Marisa Vallejo, por su sonrisa.
- Carmen Masiá, por su constancia.
- Pilar García, por su optimismo.
- Montse Barquín, por su generosa disposición.
- Satur Abón, por su aportación para crear nuevos liderazgos desde la confianza.
- Manoli Cubero, por su afán de superación.
- Mª Asun Lasarte, por ser capaz de simplificar lo complicado.
- Marijo Biurrun, por su visión crítica.
- Maite Oñate, por su fuerza y claridad.
- Carmen Pino, por compartir sus conocimientos con generosidad.
- Yolanda Núñez, que aporta dinamismo y empatía al equipo.
Puede que nadie recuerde el trabajo que realizamos, pero siempre recordaremos las emociones que sentimos al hacerlo.
En el cierre era necesario realizar un reconocimiento a Maite Santamaría, por su papel como facilitadora. Su labor se fundamenta en su habilidad emocional y sus saberes no académicos, que se convierten en competencias profesionales y que las comparte con nosotras porque sabe estimular para la creación de liderazgos desde la confianza, resulta una persona accesible, cercana y realiza críticas positivas, escuchando activamente.
Sabemos que Maite forma parte de un equipo al que no conocemos y que también tiene que ver con lo que estamos consiguiendo, al que enviamos nuestro reconocimiento.
Y también agradecimos a quienes, desde la dirección de Emakunde, promueven e impulsan las políticas transversales dirigidas a posibilitar la participación de las mujeres en la sociedad.
No nos olvidamos de Pilar Corcuera, ella hizo posible que, en el esfuerzo final, nuestras palabras tuvieran el sentido y emoción deseados.
Y para cerrar el círculo, el agradecimiento a todas las participantes, por estar ahí, por SER parte del equipo.
Como veis, los resultados finales son una combinación entre las cosas que se escapan a nuestro control y lo que aporta cada persona.
Cerramos con palabras de dos mujeres:
- Marina Subirats cerró las jornadas del pasado año con estas palabras:
“Creed que sois diosas por un día,
imaginad el mundo que deseáis,
el vuestro, sin condiciones”
- Para Michelle Bachelet:
“Cuando una mujer entra en la política,
esa mujer cambia.
Cuando muchas mujeres entran en la política,
la que cambia es la política”
Gracias a todas.
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