lunes, 1 de febrero de 2010

EMF y Pyrenaica, igualdad en la montaña

En el número 236 de la revista de la Federación Vasca de Montaña – Euskal Mendizale Federazioa, Pyrenaica, se incluye un editorial de Luis Alejos sobre la mujer y la montaña, que hace referencia al compromiso de la EMF en la promoción de la igualdad en la práctica montañera.

Las mujeres llevamos muchos años de relación con las montañas. Porque el montañismo y la escalada son algo más que un deporte y van ligados a valores que nosotras tenemos: amor a la naturaleza, espíritu de sacrificio y superación, capacidad para el trabajo en equipo, transmisión de valores a la infancia,… A pesar de ello, somos pocas, todavía estamos poco representadas en los clubes de base y en la práctica de alto nivel. ¿Por qué?

Primero, porque la mayoría no hemos sido educadas en la afición por el deporte. Cuestión de estereotipos. Afortunadamente estamos en proceso de cambio, aunque superar ideas tan profundamente arraigadas nos va a costar más que subir al Everest en invierno.

Después, porque las tareas domésticas y el cuidado de las hijas e hijos, de las personas mayores y de las personas dependientes han retirado de la práctica a muchas montañeras y escaladoras jóvenes. Y, cuando se deja un tiempo, es difícil volver a entusiasmarse con un reto. Por eso no es raro, cuando llega el fin de semana, ver a los hombres que se dirigen solos o con sus amigos hacia los montes que nos rodean, mientras ellas permanecen en casa, dedicadas a “sus cosas”. Esto también está evolucionando y hay cada vez más hombres que saben lo que es la corresponsabilidad y disfrutar de la montaña en familia.

Además, por si esto era poco, las montañeras y escaladoras son casi invisibles en los medios de comunicación. Es verdad que se conoce a Edurne Pasabán, la himalayista que acumula más ochomiles en el mundo; también a Josune Bereziartu, la mejor escaladora del momento. Cada una, con su manera diferente de enfrentarse a los retos, es un referente para otras mujeres. Ambas han contribuido a que muchas chicas sueñen con la conquista de cumbres lejanas o la escalada de paredes difíciles. De las que vienen detrás de ellas se sabe poco, los medios prefieren llenar sus crónicas con otro tipo de deportistas.

Una vez reconocida la tremenda desigualdad por razones educacionales de la que partimos, las acciones positivas hacia las mujeres, cuestionadas por algunas personas, no solo no deben ser entendidas como una práctica paternalista que poco ayudaría a promover la igualdad, sino que constituyen un valioso apoyo para acelerar la superación de estereotipos y convencionalismos.
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¿Qué podemos hacer en nuestro municipio?

Es en los clubes de montaña de Getxo en la base, donde las acciones positivas pueden ser más efectivas. Desde ellos y con ellos se podrá avanzar en la incorporación de las mujeres a la práctica montañera.

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Luisa Alonso-Cires

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